CALIFORNIA ROCKET FUEL
Un misil en los ojos.
Un misil en las manos.
Todos llevan misiles, tú
también.
Víctimas pero cómplices,
somos mitades rotas por una
manecilla.
Una pastilla a la hora de
dormir,
otra para que seas capaz de
levantarte.
Mientras cubres con
plástico la hoz de las preguntas.
La bandeja de entrada,
siempre llena.
No se llena el descanso.
Tampoco los bolsillos ni
los sueños.
Sin saber explicártelo te
alejas
tan rápido de quien
querrías ser,
del lugar que anhelabas
alcanzar y una vez se llamó
vida.
No importa cuando empieces,
llegas tarde.
Tu hogar se llama tarde.
Tu hogar es siempre el
tiempo que te falta.